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02.03.2021 / Noticias /
Los/las heroicos/as cuidadores, limpiadores/as y trabajadores/as de mantenimiento de la residencia de ancianos, Sage, se unieron la semana pasada para iniciar dos procesos judiciales distintos contra su empleador por victimizarlos/las y violar sus derechos humanos.
Organizar cualquier lugar de trabajo nunca es fácil, ya que los jefes tienden a hacer todo lo posible para impedir que los/las trabajadores/as se unan y ejerzan su poder colectivo para pedir salarios y condiciones de trabajo justos, llegando a menudo a ignorar los derechos laborales de los/las trabajadores/as y, en algunos casos, sus derechos humanos.
Y esta es exactamente la situación en la que se encontraron los/las trabajadores/as de Sage en octubre del año pasado. Durante siete largos meses, intentaron negociar con los administradores de Sage sobre los salarios, las condiciones laborales, la discriminación y el acoso en el lugar de trabajo, pero todos sus intentos fueron ignorados.
Se hizo evidente que emprender una acción industrial, algo que habían querido evitar a toda costa, iba a ser la única forma de hacer oír su voz. Entre todos han acumulado cientos de años de servicios a Sage, y a sus residentes mayores y vulnerables.
En la raíz de su descontento, está la simple idea de que los/las cuidadores/as también deberían ser atendidos; que los/las cuidadores/as están cualificados, merecen un salario justo y unas condiciones de trabajo justas, y que si las tuvieran, no sólo se benefician a ellos personalmente, sino también Sage y sus residentes.
Pero esta simple idea desembocó en un ataque a gran escala contra los derechos humanos de los/las trabajadores/as. Una trabajadora, Bella Ruiz, inició la campaña de sindicalización en Sage, y cuando presentó una queja contra un enfermero, en lugar de ser tratada de forma objetiva e independiente, se convirtió en objeto de una caza de brujas sindical.
Cuando se le preguntó en una entrevista sobre cómo le afectó esta victimización, Bella dijo lo siguiente: «Empezaron a enviarme cartas, a convocarme a reuniones, y a decirme que estaba poniendo en peligro la vida de los residentes. El ambiente era hostil. Empecé a sufrir fuertes dolores de cabeza, pérdida de cabello, ansiedad y lloré mucho, estuve de baja médica varias veces. No podía soportar la presión, así que decidí dimitir».
Por desgracia, la historia de Bella es muy común y se repite todos los días en los centros de trabajo de todo el país, pero rara vez se escucha. Sin embargo, junto con sus antiguos compañeros/as, Bella está alzando la voz y luchando, y ha iniciado un proceso judicial contra Sage.
Su caso se está llevando a cabo junto con otro presentado conjuntamente por 14 de sus antiguos compañeros/as. Porque, una vez más, en lugar de escuchar a los/las trabajadores/as y sus preocupaciones, los administradores de Sage – como tantos otros jefes – decidieron tratar de intimidar a los/las trabajadores/as para que no hicieran huelga, en lugar de escuchar las razones por las que iban a la huelga en primer lugar.
En octubre del año pasado, cuando Bella y sus compañeros estaban votando si hacían huelga, los/las trabajadores/as recibieron una carta de la dirección, en la que se les decía explícitamente que no hicieran huelga y se les sugería encarecidamente que hacerlo supondría la pérdida de puestos de trabajo y «intimidación» de UVW.
Sin embargo, los/as trabajadores/as siguieron adelante con valentía, ya que en ese momento sabían que la huelga era su única oportunidad de conseguir el salario digno y la paga por enfermedad que tanto tiempo se les ha negado.
El poder que sienten estos/as trabajadores/as al alzar por fin su voz y ser escuchados es palpable, y lo resumió mejor Bella cuando dijo: «Estoy orgullosa de no haberme quedado callada y haber alzado mi voz por la dignidad. Todos merecemos tener espacios de trabajo saludables y jefes que respeten los derechos de sus empleados».
Para saber más sobre la campaña de la Residencia de Ancianos Sage y cómo puede apoyar a los/las trabajadores/as, haga clic aquí.
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